Aunque no soy muy de visitar sitios abandonados por el simple hecho de que lo estén, hace siglos (cuando el Big Bang o un par de semanas después) me adentré en un albergue abandonado en Mijas donde, eso sí, decían que ocurrían fenómenos extraños. Al menos, a nivel de exploración urbana, fue interesante. Y con una grata compañía, la de Luis Mariano Fernández.